Guy Wenborne
Mi historia con Nikon
En el año 1982 junto a mi abuelo paterno George, estábamos expedición de pesca en el lago Yelcho. Habíamos llegado hasta Puerto Cárdenas en su pequeño avión Cessna 172, en tiempos en que aún no existía la Carretera Austral. Nos hospedamos en la casa-pensión de la familia Soto, quienes además nos arrendaron un bote a motor para lanzarnos al agua en busca de salmones.
El segundo día, ya con varias piezas a bordo, recalamos en una pequeña playa y en cuestión de minutos, la experiencia de mi abuelo se desplegó con maestría: con un solo cuchillo —el mismo que aún conservo— preparó dos salmones que pronto chisporroteaban al fuego sobre una parrilla improvisada con colihues. Cuando ya estábamos listos para comer, hicimos algo que se volvió ritual: la fotografía del almuerzo. Acomodamos mi cámara Nikon F3 con un rollo de Kodachrome 64 sobre un tronco y posamos frente al lente, luego nos devoramos aquel festín del salmón salvaje al fuego, exquisito momento de aventura junto al abuelo explorador. Desde los años 80s que soy usuario de Nikon y me encanta haber crecido como profesional de la fotografía junto al desarrollo de los equipo Nikon durante estas décadas, actualmente estoy muy feliz con el sistema Z.
Este viaje me definió lo que soy hasta ahora, volar en un avión pequeño hacia un rincón remoto, navegar en bote para pescar, cocinar lo fresco capturado del agua prístina y registrar el momento como un acto fotográfico solemne… Aquella escena fue la chispa que encendió mi amor por lo salvaje, por lo natural, por lo auténtico. Fue allí donde encontré, sin saberlo aún, dos pasiones que marcarían mi existencia: la naturaleza y la fotografía.
Con el paso de los años, entendí que ambas no solo eran mis pasatiempos favoritos, sino también mi camino, mi lenguaje con el mundo. Se convirtieron en mi profesión, mi estilo de vida. Me dieron la oportunidad de formar una familia, de vivir de la aventura, de contar historias a través de imágenes.
Desde los años 80s que soy usuario de Nikon y me encanta haber crecido como profesional de la fotografía junto al desarrollo de los equipo Nikon durante estas décadas, actualmente estoy muy feliz con el sistema Z.
Durante estos 35 años que he dedicado a la fotografía profesional especialmente a capturar la diversidad y profundidad del territorio chileno, he tenido la fortuna de recorrer el país por cielo, mar y tierra. He vuelto una y otra vez a lugares icónicos, he conocido a personas profundamente ligadas a su entorno, he aprendido del vínculo íntimo que mantienen con la tierra. Este proceso ha sido profundamente transformador. Me ha hecho quien soy. Y me gusta ser quien soy, con todas mis luces y sombras. Si tuviera que hacerlo todo de nuevo, no lo dudaría un instante.
El mundo ha cambiado muchísimo en estas tres décadas y media, y también lo ha hecho nuestro oficio: la fotografía. Su práctica, su sentido, su forma de subsistir. Hoy me encuentro en una etapa de la vida donde siento el impulso vital de compartir lo aprendido, de transmitir la experiencia de tantos viajes, de tantas caminatas, vuelos y navegaciones. A través de los viajes fotográficos, puedo entregar mi conocimiento del territorio y devolver, de alguna forma, todo lo que la naturaleza me ha enseñado y moldeado.
Estoy convencido de que necesitamos más naturaleza en nuestras vidas. Que al exponernos sinceramente a ambientes naturales, descubrimos aspectos profundos de nosotros mismos. La naturaleza sana. La naturaleza transforma. Y hoy, más que nunca, el mundo necesita volver a ella.
Haz la foto ahora…nunca sabrás cuando será la última vez que estes ahí en ese lugar, así que haz la fotografía como si fuera la única vez que estarás ahí
